Cuando el Financial Times publicó ayer que para Navidad Apple lanzará su tablet computer , una máquina con la interfaz del iPhone pero más grande y potente, los seguidores de la marca lo dieron por hecho. Sus características son, por ahora, escasas e hipotéticas, pero no carecen de sustento: pantalla de 10 pulgadas (25,4 cm) en diagonal, frente a las 3,5 del iPhone y del iPod Touch (8,9 cm), y, a falta de telefonía, vendrá con Wi-Fi, para conectarse de forma inalámbrica con Internet. Costaría, en los Estados Unidos, entre 600 y 1000 dólares
El nuevo y fortalecido rumor llegó aderezado con otra noticia: Apple está uniendo fuerzas con las principales discográficas para revitalizar una especie en extinción, el álbum de música. La prometida tablet sería el vehículo perfecto.
Pero, además, serviría para revivir el esplendor de los álbumes en vinilo, cuyas fotos, arte gráfico y letras fueron jibarizados por el CD. Con sus más de 25 cm de diagonal, la pantalla de una tablet de la familia del iPhone podría recuperar para el alicaído negocio de las discográficas aquella audiencia que valoraba los contundentes sobres de los vinilos.
Esa esperanza podría ser sólo ilusión. La música siempre fue más importante que el cartón que la envolvía y, por eso, el público se volcó masivamente al CD, un medio más simple, resistente y portátil para el audio. Por esta misma razón está hoy mudándose a los servicios de venta de música en Internet, que permiten comprar canción por canción, en lugar de adquirir el disco entero. No parece haber lugar ya para un regreso triunfal del álbum.
Por otro lado, no toda la música se basa en canciones. Obras conceptuales, conciertos, sinfonías y óperas trascienden la práctica atomista de iTunes y otros servicios por el estilo. Para quienes coleccionan discos completos, una tablet capaz de ofrecer el material adicional sería bienvenida. Pero ese público no es el que produce el grueso de las ventas de las grandes discográficas y, además, esos clientes poseen hoy opciones más ricas que el cartón de los vinilos para acceder a biografías, libretos e, incluso, las partituras completas de las grandes obras clásicas. Y no necesitan volver a comprar el álbum para eso: gran parte de esa información está disponible en enciclopedias libres y bibliotecas digitales.
Más que discos
Es poco probable, pues, que la compañía liderada por Steve Jobs tenga cifrado negocio de su tablet sólo en el proyecto para revivir el álbum, llamado Cocktail, que embarca también a las compañías discográficas EMI, Sony, Universal y Warner. Pero ¿podrá triunfar Apple donde fracasó la Tablet PC?
El escenario podría ser diferente para Apple esta vez, no sólo por el sostenido éxito del iPhone, sino también porque el nuevo dispositivo apuntaría más al mercado del entretenimiento, incluidos los libros electrónicos, y no al de la productividad.
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